top of page

Desconocido conocimiento.

Actualizado: 20 jun 2020

Alguna vez te has preguntado... ¿Quién soy?, ¿Cómo soy?, ¿Cómo me veo?, ¿Cómo me ven?...

Nos pasamos la vida esforzándonos por conocer el mundo, y sobre todo a las personas que lo habitan. Intentamos comprender por qué hacen lo que hacen, dicen lo que dicen o sienten lo que sienten. Pero muy a menudo, dejamos de lado el conocer y comprender lo que esconde nuestro mundo interior, y esto es precisamente, lo que más falta nos hace para poder entender el resto. Damos forma a lo que conocemos de nosotros de un modo similar a como desarrollamos las impresiones sobre los demás, con la pequeña diferencia, de que en nuestro caso contamos con una llave maestra para acceder a las zonas restringidas.

No obstante, transitamos por la vida como anestesiados de nosotros mismos, siendo una versión abreviada y sutil de lo que queremos y podemos ser. Apresurándonos en avanzar, pero sin rumbo.

¡Y qué razón tenía Ortega y Gasset! “Yo soy yo y mis circunstancias".

El autoconocimiento se refiere a "¿quién soy?", se trata de aquellas partes de ti que te identifican como persona: tus virtudes y tus defectos, tus puntos fuertes y tus puntos débiles, tus capacidades y tus limitaciones,... En líneas generales, este conocimiento interno nos permite tender a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Además, el autoconocimiento es la base de la personalidad y de la autoestima, junto con una serie de conceptos que forman parte de esta última, como por ejemplo: autoconciencia, autoconcepto, autoaceptación, autorespeto y autoevaluación.

Estos conceptos se engloban dentro de lo que se conocería como una autoestima plena, lo cual requiere que la persona controle y ponga en práctica cada uno de esos conceptos de manera positiva. Pues bien, si yo empiezo a conocerme a mí mismo y logro entrever partes de mí que antes desconocía, estaré bien encaminado para llegar a una sana autoestima.

Pero, ¿qué es la autoestima?

La autoestima se refiere a “¿cómo soy?, ¿cuánto valgo?”, es el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos sobre nosotros mismos. Es la actitud del individuo hacia sí mismo, la valoración que hacemos de todo lo incluido en nuestro autoconcepto. Como de satisfecho estoy conmigo.

Una vez aclarados algunos de los interrogantes que introducen este texto, podría redactar múltiples líneas sobre este asunto, ya que existen infinidad de teorías al respecto. A continuación, hago referencia a algunas muy relacionadas con el tema que nos atañe.

Empezaremos por, la teoría de la autodiscrepancia (Higgins, 1987), que distingue tres tipos de yo:

  1. El yo real: es cómo creemos que somos realmente. Puede ser cierto o no.

  2. El yo ideal: se refiere a cómo nos gustaría ser y, a cómo creemos que les gustaría a las personas que nos sirven de referente. El de los deseos.

  3. El yo responsable: abarca aquellas creencias sobre cómo deberíamos ser. El de los principios morales.

El yo ideal y el yo responsable nos marcan objetivos y metas. La discrepancia entre el yo real y el yo ideal se caracteriza por emociones relacionadas con la desesperanza, la decepción y la insatisfacción. Estas discrepancias son en realidad, crisis de identidad. Esta teoría, concede especial interés al factor social, ya que incorpora la presencia imaginada de los otros en la representación mental que la persona tiene de ella misma.


En este sentido, el efecto “yo espejo” descrito por primera vez por Charles Cooley (1902), quién afirmaba que percibimos que en la mente de los demás existe un pensamiento o la imagen de nuestra apariencia, comportamiento, metas, deseos, etc. Como si estuviéramos frente a un espejo, vemos a través de los ojos de los demás y construimos un autoconcepto congruente con la forma en la que los demás nos ven.


La teoría de la identidad social (Tajfel y Turner, 1979), parte de la idea básica de que las personas se categorizan a sí mismas como pertenecientes a la vez a diferentes grupos o categorías sociales. Dicha pertenencia constituye parte de su autoconcepto (la pertenencia será positiva o negativa en función de la valoración que el individuo haga del grupo, de ahí la importancia de la comparación social). De esta forma los grupos a los que pertenecemos nos definen y forman parte de nuestra autovaloración configurando de forma importante bases para nuestra autoestima.

De acuerdo con la citada teoría, Tajfel y Turner argumentan que puede hablarse de dos aspectos del autoconcepto, y distinguen entre dos tipos de identidades:

  1. Identidad personal: “El yo individual”: rasgos únicos e idiosincrásicos de la persona.

  2. Identidad social: “El yo como miembro de uno o más grupos”: características de los grupos.

Merecida mención también para la teoría de la comparación social, que fue descrita por Leon Festinguer en 1954, refiriéndose a que nos evaluamos en una serie de características y atributos tomando como base las características de los demás, y este proceso contribuye a la autopercepción del ser humano. Es decir, las personas aprenden sobre sí mismas mediante la comparación con otros.

Igualmente, George Mead (1934) propuso, que las personas se sienten afectadas por lo que piensan los grupos en general.

Sin embargo, Shrauger y Schoeneman (1979), después de revisar más de sesenta estudios relevantes sobre la cuestión, concluyeron que las personas no tendemos a vernos tal como nos ven los demás, sino como pensamos que nos ven. Por tanto, nos encontramos de nuevo con la influencia de los demás, pero bajo el prisma de nuestra interpretación.

En definitiva, no podríamos llegar a un conocimiento completo de cómo somos si no incluimos en el autoconcepto nuestra pertenencia grupal, lo que sentimos por estos grupos y la influencia que esto ejerce en nuestras creencias, percepciones y conducta (Gómez, 2006).

A fin de cuentas la vida son momentos, y a veces, estos momentos cobran sentido gracias a quienes los compartieron contigo. Estamos hechos de experiencias y sobre todo de las personas que nos han acompañado en alguna ocasión, y a pesar de que algunos se hayan alejado sin más, una parte de ellos sigue integrada en partes de nosotros. Quienes te hicieron sonreír, vibrar, gritar, bailar, saltar, a fin de cuentas dejaron una huella impresa. Algunas de ellas incluso, fueron luz en tu camino y cambiaron tu dirección, transformaron tu carácter y determinaron tu forma de percibir e interpretar lo que sucede a tu alrededor.

Y puesto que esto va de quiénes somos, es necesario dejaros ver una parte de mí. A lo largo de mi vida, todo lo que he hecho ya sean estudios, trabajo, voluntariado, viajes, ocio, etc. De todos los ámbitos de los que formé parte, valoro y me quedo sin duda, con las personas que allí conocí. Algunos están aquí desde el comienzo y otros se van uniendo. En ocasiones, algunos se van desvaneciendo, no sólo porque les llegue su hora, sino porque dejaron o dejamos de ser buenos compañeros de viaje. Hemos compartido instantes llenos de inspiración, risas, abrazos, confidencias, sueños, besos, y hasta silencios.

Recuerdo con mucho cariño algunas personas que ya no están por diferentes motivos. Como una abuela de aspecto menudo con un gran corazón, cierto es, que apenas tuvimos tiempo, pero hizo las delicias de mi infancia y me alegro cada vez que dicen que me parezco a ella. Un tito de paciencia infinita y un gran sentido del humor que puso luz en mi senda, pero cuya mente le dejó a oscuras. Un amigo de ojos tristes, que me hizo creer y querer ver más allá, pero que no se quedó para verlo conmigo. Un paciente que recibía radioterapia mientras yo era voluntaria, maestro de la palabra escrita que me enseño tesón y valentía, y hasta me dedicó un poema.

Personas auténticas que te tienden la mano, están las que conforman tu familia, las que te llevas en la mochila de estudios, en la cartera de trabajo, generando un vínculo sincero y fuerte que te sigue allá donde vayas. Soy un poco de cada una de vosotras y vosotros. Este grupo de personas que aún permanecen a mi lado saben muy bien quiénes son y su importancia en esta historia. Y ahora que lo pienso he tenido mucha suerte, o tal vez nos íbamos buscando y simplemente nos encontramos.



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


© 2023 by Cristina Trenado created with Wix.com

bottom of page